Había en el aire una atmósfera deliciosa, no hacía ni calor ni frío, el hambre no importaba ni tantito, la gente, los tumultos, las sirenas, los operativos, los punketos, los mimos, Michael Jackson y hasta la policía parecían solo adornos en nuestro camino. Eramos tu y yo, contentos, extrañamente cómodos a pesar de estar en una de las zonas más agrestes de esta ciudad. En el pasaje del Zócalo vimos unos muñequitos de 10 pesos que bailan si les das cuerda… te quería comprar uno pero no me dejaste porque tu mami no te daría tu sorpresa, así que lo compré para ella… muy listos no?
En el Zócalo paramos a tomar unos boings de mango mientras te platicaba que ahora era pastelero, saqué de mi maleta un pedacito de panqué de plátano pero no tenías nada de hambre. Fuimos a jugar a esta caminadora, te di tu avión de armar que te traje de Bolivia y ahí nos tomamos esta foto que me encanta.
Algo aburridos de esta escaladora, te propuse ir a conocer un castillo, que no era más que el Lobby del Hotel de México, mientras caminábamos hacia allá, te dije que ya nos podíamos ver cada 15 días y que debías insisstirle a mamá que te lleve, tu me contaste que a mamá le habían salido bigotes al comer una pizza y de tus próximas vacaciones en Huatulco.
Entramos al Hotel y encontramos unos sillones redondos donde saqué las fotos que llevaba. Te las di todas pero tu escogiste solo unas. Fue muy doloroso que no recordaras a gente como Pao o les pusiste unas calcomanías de Batman y Capitán América y luego abrimos tu avioncito y te pusiste a jugar feliz…
El tiempo se terminó muy rápido, así que como la Cenicienta, tomamos el bicitaxi y le pedimos que nos llevara de regreso a la Alameda. En el camino preguntaste asi, a raja tabla… y porque ese día me quitaste el iPad?… pensé que te habían hecho creer que te lo había quitado pero luego entendí que hablabas del día en que me fui de casa. Te respondí con la verdad… ese día yo sentía que ya habías visto mucho iPad. Volvió la pregunta… Y mamá que hizo?… pero en cuanto terminaste de formular esta pregunta, tu solito te respondiste… no, mejor no hablemos de esos temas. Yo no insistí pero me di cuenta que esa herida esta abierta, que no te han explicado que es lo que sucedió y que tal vez tu historia no concuerda con la de mamá y querías mi versión para no poder contrastar.
Otro día te miraré a los ojos y trataré de platicar de ese momento tan tenso que quedó tan profundamente grabado en tu recuerdo y en el mío.
Aun en el bicitaxi me decías que no olvidara tu dirección… departamento 404, me puedes llevar las cartas, no te olvides, 404… creo que yo dije que a mamá no le gustaría que te las llevara, pero tampoco insistí pero mi corazón se estremecía, y me contenía para no abrazarte y decirte que te quiero y que me encantaría sentarme las horas a tu lado otra vez.
Ya en el edificio, te llevé a ver mi bici y te gustó el chunchecito que me regaló Fits para las llantas, así que te lo regalé… te dije que debíamos llegar a tiempo porque si me portaba bien, me dejarían verte mas… y dijiste… si te portas mmmmuy bien, te dejarán verme mas? y yo dije que si, que si me portaba muuy bien, podrías venir a mi casa un fin de semana.
Subimos rápido porque te estabas muriendo de ganas de ir al baño. Te tomé esta foto ahí mismo para que Fits viera tu regalo. Salimos y ya estaba tu mami en la puerta, te preguntaron si te había ido bien y si querías reportar algo a la trabajadora social pero dijiste que todo muy bien. Le dimos a mamá el regalito que te compre y también te di tu avioncito de armar.
Tenías que entrar a tomarte la foto así que me despedí de ti con un beso chiquito casi nervioso, de esos que no saben a nada.. jiji, ya en otra ocasión si te besaré como antes, platicaremos hasta sanar nuestras heridas y volveremos a ser los de antes… bueno, en realidad nunca podremos ser los de antes, pero seremos lo que nos toque ser, siempre que queramos ir de la mano por la vida.
Te quiere tu papá