Nico
13:30hrs
Ya es mayo… hoy precisamente, se cumplen 11 meses sin verte.
Hoy me toca ir a buscarte al Centro de Convivencia otra vez. La energía se ha movido mucho del viernes pasado a hoy. Aunque te sigo soñando y todo pareciera listo para verte, falta que tú y tu mami quieran verme. Esta noche soñé que yo te quería convencer de jugar con la pelota pero tu estabas muy enojado y no me veías a la cara. Me desperté triste y me pasé el resto de la noche imaginando como trataría de responder a tus preguntas hoy en nuestra cita, porque juraba que llegarías y porque se que me preguntarías…
¿porque mi tío Charly dice que eres un marica?
¿porque mi tío Charly dice que eres un marica?
Voy a buscarte.
15:17hrs
Ya pasaron 17 minutos. La espera siempre es lenta y siempre el miedo a que se termine el tiempo y no aparezcas es muy grande. Hoy vine en bici y la deje en el camino porque la llanta de atrás estaba a punto de poncharse. Tome una Ecobici y pensé que seria divertido enseñarte a andar en bici hoy… Tal vez ya sabes y yo ni enterado. Tal vez sabes mas cosas de las que yo me imagino. Me encantaría que, aun sin vernos, supieras que te quiero y que nunca abandonaré el intento por volver a ti. También he dejado el lado amargo y doloroso de esta espera, mi abuelita me dijo que era preciso moverse al lado de dejar fluir. Así que hoy no haré esfuerzo alguno por jalarte enegéticamente hacia mi.
Hoy solo vine para ver si el flujo de la vida te traía de vuelta. Si no es el tiempo propicio, habrá que esperar sin presionar. En este aprendizaje he descubierto un nivel más alto y sublime de la paciencia, la que uno practica ya sin esperar nada, sabiendo que la vida es sabia y volverá a unir lo que se ha roto. Ya no espero desde el ego, lo hago desde la fe, esa palabra que siempre me ha costado trabajo entender. No es una fe en un ser de barbas y de ojos azules que me salvara, pero si en una energía que siente el dolor que tu y yo sentimos cada que algún recuerdo se enciende en la memoria.
Quedan 3 minutos, no vendrás, no llegaste. Dejo suavemente este lugar, sin enojo ni frustración, dejo que se destile el destino en finísimas gotas de paciencia. Aun lloro, eso no lo puedo evitar. Es solo que antes lloraba por no tenerte y ahora, las lagrimas brotan por dejarte ir.
A. Salomón
mayo 3, 2014