Hasta hoy pude dedicar un tiempecito para escribirte. Ese día en el juzgado, de
verdad no me esperaba verte. Fue extraño porque en realidad no había
razón para que te presentaran ante el juez, sin embargo pregunto la secretaria
del juez si habías ido, tu mami dijo que si y yo exigí verte. Yo se que no fue
nada fácil para ti ni para tu mami pero fue un regalo inesperado que agradecí
al universo mucho, muchisisísimo.
Se también que te sentías agobiado por no
defraudar a tu mami y jamás me atrevería a juzgarte por no haberme visto a los
ojos. Todos en ese lugar podíamos sentir la pesadez del momento y toda, recaía
en ti. Sin embargo, amor mío, actuaste como todo un valiente. Te veía manejando
la situación y mas orgulloso estaba de ti. No se, ni me importa lo que te
habrán dicho ese día antes de llegar, lo importante es que por fin, te vi, te
respiré, y mis manos volvieron a sentir tu corazón latir.
Debo decirte que te vi mas alto y muy serio. Era
evidente que el miedo que sentías, no era tuyo. La secretaria del juez lo noto
mas de una vez. Se podía ver a leguas que estabas condicionado, como advertido. De eso, nadie tuvo dudas. Te acuerdas que fue Pich y que lo viste
cuando tu tío te llevaba afuera del juzgado… él se acuerda que le decías al tío… “lo hice bien, verdad?“… Ibas con tu corazoncito
blindado y lo entiendo bien pero es de eso que te quiero platicar pues los corazones blindados son la raíz de muchos de los problemas de este planeta y también del embrollo
entre tu mami y yo.
Quiero decirte que antes de que volvieras por segunda vez a firmar
el acta, le pedí… mas bien le rogué a tu mamá que ablandara su corazón. Un
corazón endurecido, Nico, es un corazón que quiere que la vida se comporte como
uno quiere y no como es. Por lo regular, los corazones duros sufren porque:
resistirse al flujo de la vida produce dolor; un dolor que se siente adentro
pero que afecta también a los que te rodean.
No es fácil mantener el corazón flexible
pues la vida es muy caprichosa y siempre demanda de nosotros esa capacidad de
cambiar, de crecer. Por muchos años tu mami y yo nos negamos a crecer por miedo
a perder lo que habíamos construido juntos, especialmente porque no queríamos sentir que perdíamos al otro, que estaríamos solos o simplemente, volver a empezar… pero un buen día ya no fue posible
no crecer y la vida me empujó a mi primero.
Recuerdo muy bien que cada palabra que decías, volteabas a ver a mamá como buscando su aprobación. Te vi rodeado de sus miedos, te vi en
medio de una familia enojada con la vida, con sus corazones duros como piedras
que se niegan a cambiar. Bastaba con ver los rostros endurecidos del abuelo, el
tío y hasta el de tu mami para entender la tragedia que se vive en tu casa
todos los días.
Ahí es donde te ha tocado estar y aunque
pareciera fácil imaginar que podrán endurecer el corazón del mas pequeño, creo
que tu eres la esperanza. Tu mami lo pudo hacer en su momento pero no lo logro,
tal vez ahora, si mantienes tu corazón alegre y flexible puedas llevar de la
mano a todos ellos hacia una vida mas plena.
Tal vez yo debería pedir una disculpa por
haberte dejado a tu suerte tan pequeño pero mi camino por la libertad no podía
esperar mas. Anhelo de verdad que mi camino, sea una guía para el tuyo.
Te quiero amor mío, estaré hasta el ultimo
suspiro en esta tierra en espera de que tu empieces el tuyo. Te mando mi amor
en cada acto, en cada pensamiento y en cada ensoñación.
A. Salomón