No hay plazo que no se cumpla. Hoy nos veremos de nuevo en el CC. Estoy muy nervioso porque quisiera que volviera a ser como antes pero estan estos cuatro antecedentes. Esta vez no insistiré. Sera duro pero…
No fue duro, solo fue doloroso como las últimas 4 veces. Esta vez, tu argumento fue que es aburrido salir conmigo. Esta vez tu mami tampoco nos quiso ayudar para que tu aceptaras salir a jugar. Solamente estuvimos 12 minutos de nuestras dos horas juntos.
Esa mañana fui a desayunar al Gan Hotel de México, ahí, donde fuimos la primera vez que nos vimos en el CC. Se habían hospedado en ese hotel Nona y Yeye porque cumplieron 50 años de ser esposos. En el desayuno mi papá le dio esta cartita a Nona, ella lloro un poquito pero de puro amor, se dijeron dos csitas muy bajito y se besaron frente a Fits y a mi, que fuimos los afortunados testigos de esta renovación de la promesa que hace medio siglo se hicieron.
Después de este emotivo suceso, la mayor ilusión de los cuatro era acompañarnos al CC para verte y entregarte los regalos que te habían traído de Puebla. Nos sentamos y te vimos llegar contentísimo con mamá, preferimos no acercarnos por temor a que se sucitara alguna situación incómoda con ella. Tenían la seguridad que bajaríamos juntos pero, tomaron la precaución de entregarme los juguetes, en caso que no quisieras venir. Que bueno que hicimos eso pues, hubiera sido muy duro para ellos volver a Puebla con tus regalos.
Así que, cuando se repitió lo de siempre, me arrodillé junto a ti y te fui dando uno a uno los regalos: Nona y Yeye te regalaron un LEGO de nave de Star Wars, Fits te mando un tiro al blanco de los Avengers, Tere un libro y unas lucecitas para las manos, yo te compré un robot rojo de la película de Big Hero 6 pero te dije que te lo mandaba mechuda y Lulu. Por último, mi regalo fue un libro para hacer cientos de sombras.
Recuerdo que, aunque yo subí primero, coincidimos en la fila que se hizo afuera del 2o piso. Me sentía muy tranquilo de haberte visto feliz, sonriendo con mamá en la entrada pero, en cuanto cruzaste la puerta del elevador, tu rostro era otro. Me mirabas con enojo y por mas que te hacía señitas, tu rostro permanecía duro, como tu mirada.
Que te puedo decir, sentir tu enojo me deja en la lona. Sentir esa mirada me llena de culpa, me rompo en un instante y me siento el mas débil para pelear. Se que nada malo ha sucedido entre nosotros nunca jamas, pero mi mente encuentra formas de justificar tu proceder. Se que están haciéndote creer que soy el malo, que te quiero robar, que he lastimado a mamá, que no te quiero ver o que se yo.
Afuera me esperaba Nona, Yeye y Fits. Nos fuimos a mi casa a sanar este dolor con Ale y Arí. En el taxi, les ayudé a sacar nuestro enojo. Ya en casa, trataramos de no tocar mucho el tema. Pudimos estar bien, cenamos rico y luego ellos fueron al teatro con Fits mientras nosotros fuimos a una cena de la Flo. Mi dolor tuvo que disolverse entre tantas cosas y tanta gente. Hemos aprendido Ale y yo que, cuando nos quedamos solos, mi tristeza lo arraza todo, esta vez funcionó pero no sabemos cuantas veces más funcionará.
Mi mayor miedo es dejar de verte y en estas 5 sesiones he vuelto a sentir el fantasma de la pérdida, rondando de nuevo. He tenido poca calma para pensar que sigue, me siento abatido. Me salva saber que aun 15 minutos cada 15 días pueden mantener el vínculo. Se que ellos quieren cortar esas cuerdas a como de lugar. Puedo verlos hacer eso, me toca tender nuevos lazos cada que coincidamos.
Cuando te ibas, me prestaste una camionetita y me dijiste que la llevara de vuelta cuando nos volvamos a ver…. Ya veras lo que haré!!!!
Te quiero por siempre.
A. Salomón