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una ballena que vuela |
Cuando nació Nicolás, sus papás lo llevaron al mar. Todas las mañanas veía pasar las ballenas a lo lejos y escuchaba como ellas gritaban su nombre.
Nicolás era tan pequeño que apenas podía mantener la vista fija en el mar.
El siguiente año Nicolás regresó a la misma playa. Ya no vio las ballenas a lo lejos pero volvió a escuchar su nombre mientras tomaba baños de sol.
Se puso de pie y decidido, entró al mar, pero éste lo arrojo de vuelta con la primera ola.
Al tercer año Nicolás volvío caminando por si solo pero sus padres no lo dejaron acercarse al mar.
Aunque sus largos sueños tendido en el camastro estuvieron llenos de ballenas y delfines, esta vez ya no las vio ni las escuchó.
El último año que fue Nicolás al mar, sólo vio una inmensa masa de agua que le pareció algo aburrida, en sus sueños habían otros seres, en sus oídos había otros cantos…
Sus padres no notaron que Nicolás había perdido a miles de amigos en el fondo del mar.
A. Salomón
diciembre, 2010